domingo, 22 de enero de 2012

La nueva política del miedo de Estados Unidos

"Cuidado con las macros ocultas"
Tron

Glosario Previo:

Industria: Para la teleología de este texto, llamaré industria a ese conjunto de personas de carne y hueso, empresas y demás, que conforman el vasto mundo de las organizaciones que promueven, defienden y de una forma u otra, se encuentran relacionadas con el derecho de autor.  

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Los últimos tres días han sido un torrente de información para nosotros los usuarios de internet. El día jueves los miembros directivos de megaupload fueron encarcelados en Nueva Zelanda por una orden emitida por el FBI (cuerpo policivo de Estados Unidos con jurisdicción en Estados Unidos a las órdenes del Departamento de Justicia del gobierno federal de los Estados Unidos de América para precisarlo lo mejor posible) y de la que hasta el momento hay una orden de extradición que lo más posible es que se dé. Lo anterior tiene como elemento curioso (por no decir trascendental), que los ciudadanos en mención, no son estadounidenses. 

El día viernes en lo corrido del día, se informó que quedó indefinido el destino de SOPA y por tanto, esta batalla de orden (casi) legal, la ganaron los internautas, defensores de los derechos civiles y la propia internet.

El sábado me enteré por medio de dross que el FBI tiene en la mira a los usuarios Premium de megaupload que descargaron o compartieron archivos con copyright, razón por la cual, más de uno, estamos (aquí tengo que incluirme por haber tenido cuenta premium) a la expectativa de cuál va a ser nuestro futuro.

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Los derechos de autor son el conjunto de derechos que protegen al AUTOR(es decir, a la persona que con su imaginación, conocimientos, etc.; crea la obra) y su obra. Existen dos clases de derechos de autor: los derechos morales que son los derechos inherentes al autor por el simple hecho de crear su obra y le permiten a este divulgarla (derecho de divulgación), ser reconocido como creador de la obra (derecho de paternidad), derecho a mutilar, modificar, transformar su obra como le dé la gana (derecho de integridad) y de arrepentirse de publicar su obra sacándola de circulación (arrepentimiento) y por el otro lado existen los llamados derechos patrimoniales, que aunque en principio son del autor, por medio de diferentes contratos o licencias, su titularidad puede pasar a terceros quienes deciden qué hacer con su explotación económica (razón por la cual son las grandes industrias quienes pelean los derechos de autor).

Del anterior breviario que les expuse se desprende todo ese vasto mundo de los llamados derechos de autor, que tuvo su origen en la República Ateniense, su primera controversia en el llamado caso San Columba vs San Finnan y su primera ley con el “Statute of Anne”. En Colombia, la primera ley del derecho de autor fue proferida por el prócer Francisco de Paula Santander (ley del 10 de mayo de 1834) y bueno, desde esa época, estamos en este cuento.  

Si miran un poco de la historia de los derechos de autor se pueden encontrar con que esta guerra de la Industria contra el usuario no es nueva y tuvo su antecedente más ejemplar en la época en que Gutenberg inventó la “imprenta” que logró masificar de manera abrumadora los libros, permitiendo la circulación del conocimiento de una manera que nadie se imaginaba hasta ese momento. Para entender la magnitud de semejante invento histórico, los remito a la novela de Umberto Eco llevada al cine de la mano de Jean-Jacques Annaud, El Nombre de la Rosa, donde los austeros monjes de la iglesia católica tenían guardados libros de filosofía platónica, aristotélica, entre otros; en los rincones más oscuros de las bibliotecas de sus abadía, donde solo muy pocos, tenían acceso al lugar. Por tal razón con el invento  de Gutenberg, se logró que libros como la Biblia pudieran ser leídos por muchos y no por pocos. Luego de lo anterior, la Iglesia Católica (que podemos denominar para este texto como “la industria en su etapa arcaica”) lucho contra las copias no autorizadas por medio de (si me permiten llamarlo así) normas legales como la bula IndexLibrorum prohibitorum  que censuraba los libros que la Iglesia veía como “perniciosos para la fe” (en una lista que llegó actualizarse por más de 4 siglos) y que prohibía la licencia de impresión. Como dato curioso, por aquella lista negra pasaron grandes obras de la literatura como Los Miserables de Víctor Hugo, obras de Copérnico (quien en mi opinión, fue el que dio lugar a los “hombros de gigante” de Newton con sus conocimientos), Nietzche, Beccaria, entre otros.

Mientras la iglesia luchaba contra los usuarios de entonces, los gobiernos no se quedaron atrás y empezaron a controlar la impresión de libros, dictaminando qué libros se imprimían y cuáles no, cuantos se podían imprimir, etc. ¿Les parece familiar?

Como último dato para terminar, en aquel siglo XVI, los derechos de autor, tenían en Inglaterra  el nombre de monopolio.
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Sonny Bono fue un artista, productor y político que ingresó a la política luego de que por culpa de la estúpida burocracia estatal, no pudiera abrir un restaurante en Palm Springs (California). Bonno había tenido una buena carrera musical que le permitió ser conocido por la gente, así que no le fue difícil llegar en el año de 1994 a la Cámara de Representantes. 

El excantante y ahora congresista no tuvo un paso ni bueno ni malo por el congreso. Murió a la edad de 63 años cuando se estrelló contra un árbol mientras esquiaba en las frías montañas de Nevada, dejando su puesto en el Congreso que fue tomado por el ave rapaz de su tercera esposa Mary Bono, quien en este texto llamaremos la “Inquisidora del conocimiento”.

Ahora bien, a la querida Inquisidora del conocimiento le parecía que las mansiones y millones de dólares que le dejaba su esposo, eran poca cosa para su manutención y por tanto propuso que los derechos de autor no prescribieran luego de 50 años de muerto el creador, sino que debían agregarle 20 años más, ya que ella tenía que dejar viviendo como reyes a sus hijos sin importar cosas secundarias como el conocimiento. La arpía citada anteriormente, argumentaba que “la voluntad de su marido era que sus derechos duraran para siempre”  y por tanto, los congresistas de USA profirieron la Sonny Bono Copyright TermExtension Act  donde aumentaron el número de años para la protección del derecho de autor. 

Ah, por cierto, antes de continuar, se me olvidaba comentar que años atrás de que esta señora nos saliera con semejante ley, la Unión Europea había proferido una norma que aumentó a 95 años la protección al derecho de autor luego de la muerte de este y de paso, revivió los derechos de autor expirados.

Ahora bien, mientras el Congreso celebraba de la mano de la Industria esta ley que promulgaba de todo menos el conocimiento, Eric Eldred, un programador y editor de obras de dominio público, consideró (acertadamente creo yo) junto a su abogado Lawrence Lessig que la norma en cuestión era inconstitucional ya que la Constitución de los EstadosUnidos en su artículo I, Sección 8 garantizaba el derecho de autor por un tiempo limitado con el ánimo de asegurar el progreso, cosa que contrariaba la ley al no contribuir al progreso. 

El resultado de lo anterior, fue una demanda fallada en contra y un proyecto llamado “Copyright Commons” que derivó en las ya conocidas licencias creative commons.

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Escribo esta entrada con los cuatro puntos que están leyendo porque como dice Dross en el video que coloco al comienzo de este punto, parece ser que el FBI investiga a todos los usuarios de cuentas Premium de megaupload, sin importar los derechos de tipo fundamental como el derecho a la privacidad de sus datos y (lo peor) sin permiso de un juez, que de acuerdo a los tratados internacionales que si están ratificados por USA, debe ser el juez natural de cada persona o en otras palabras, el juez competente del país de origen de la persona.

Lo anterior nos muestra que el 2012 empieza con una nueva política del miedo orquestada por Estados Unidos, la cual, como muchas otras propuestas anteriormente, está dispuesta a pasar por encima de cualquier ciudadano, haciendo caso omiso a las normas jurídicas que regulan sus estados (diferentes a los Estados Unidos). Digo política del miedo, porque la Industria por medio de sus “SS” busca que se condene a páginas grandes y usuarios pequeños por igual, sin importar que ellos simplemente hayan subido una película de hace años que no se consigue en el país de origen o un estreno en calidad paupérrima. También buscan condenar a todas las personas que hayan visto, oído o descargado, algún producto SIN SU AUTORIZACIÓN. La violación de derechos patrimoniales (que no vulneran derechos fundamentales como lo pueden hacer un genocidio o una invasión a un país) se ha vuelto al parecer, un tema de seguridad nacional para Estados Unidos y su industria.

Al día de hoy es tan peligroso ver películas por internet (online) o bajar música, como distribuir droga, o si no, pregúntenle a la madrecabeza de hogar con cuatro hijos que fue condenada a pagar 1.5 millones porbajar 25 canciones por kazaa!!. Las humildes empresas que perdieron miles de millones de dólares por aquellas 24 canciones y que fueron a juicio son: Capitol Records, Sony BMG Music, Arista Records, Interscope Records, Warner Bros. Records y UMG Recordings; unas pobres almas de Dios que no tienen un peso para comprar un pan.

El año 2012 va a ser el año de los monopolios, de las empresas multimillonarias, de las penas irrisorias, de la justicia a órdenes de las multinacionales y bueno, de la lucha de la industria avariciosa con sus abogados de contratos con muchos ceros contra el pobre diablo como uno que simplemente tuvo una cuenta en megaupload.

Sé que la violación de derechos de autor está mal y creo que a nadie le gusta que violen su derecho moral de paternidad (por medio del plagio) o que sea víctima de la piratería. El problema es que la industria que gana millones de dólares que nosotros solo vemos en los indicadores, está tomando una lucha en la que busca aplastar con su exceso (y abuso) del poder a las personas del común que simplemente quieren acceder a contenidos. Quieren fomentar una cultura del miedo donde el usuario de internet, se someta a sus exigencias (para consumir un producto que compró o sino recuerden el diferendo entre los usuarios de ps3 y SONY por Linux) y tenga miedo antes de oprimir click en cualquier link, puesto que puede ser ilegal y por tanto puede ir a la cárcel. A partir de ahora, nosotros los usuarios, somos para la industria unos delincuentes que compran sus productos.

Algunos dirán que estoy siendo demasiado exagerado y hasta conspiranoico, pero es lo que se ve, es lo que muestran las noticias de los últimos días. Nadie está exento de ir a una cárcel en Estados Unidos aunque la ley de su país no condene esas acciones y nadie está exento de pertenecer a esas listas negras que crea el gobierno norteamericano para dañar la vida de las personas (sí, aquellas listas que violan la soberanía de un país).

Todo porque los directivos de "la Industria" no se actualizan a la época en la que estamos y luchan con medios verdaderamente efectivos a la piratería, en lugar de medidas de censura, como por ejemplo buenos precios y buenos productos. Saben que es lo más curioso? Que la única industria que fue capaz de comprender esto fue la industria de la pornografía y por tanto, no van a encontrar ninguna empresa de este tipo en la lista de propulsores de SOPA, pero si en los que se opusieron a esta ley como Youporn .

A los usuarios que puedan leer esta entrada, les pido (como lo hizo dross) que no envíen correos amenazantes o groseros al FBI, ya que (como dice DROSS y lo repito porque vale la pena hacerlo) ellos los pueden guardar para que cuando ustedes viajen a Estados Unidos (o a cualquier país que tenga tratado de extradición con ellos) los cojan y los traten como delincuentes que atentan contra la Seguridad Nacional, no obstante que no haya ninguna amenaza real. El FBI recordemos, sigue órdenes del Departamento de Justicia del Gobierno Federal de los Estados Unidos (o sea el del presidente Obama).

Quien sabe qué llevó al presidente del supuesto código abierto a realizar las acciones más draconianas jamás pensadas por nosotros. Solo espero que esto no llegue a peor. El caso es que aquel Gran Hermano imaginado por Orwell parece hoy más cierto que nunca con los últimos acontecimientos, con el agravante que no respeta nacionalidad ni soberanía de un país. Todos los usuarios de internet sin importar su raza, nacionalidad o idioma, son igual de vulnerable ante el gigantesco poder de las empresas. Ya nos mostraron de qué son capaces. Nuestro futuro es incierto y lo único cierto es que posiblemente en las próximas semanas empecemos a ver, cuál va a ser el destino de la internet. 


Imágenes tomadas de :

-http://s3.jrnl.ie/media/2012/01/mega-390x285.jpg
-http://www.elblogdesilvero.com.ar/wp-content/uploads/2012/01/derechos-de-autor.png
-http://parterre.com/wp-content/uploads/2011/09/domingo_mickey.jpg

Video tomado de:


 -http://www.dross.com.ar 

2 comentarios:

  1. Yo diría que el antecedente más lejano fue antes de Gutenberg: http://bit.ly/xwpklE

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    1. Claro, ese fue el primer antecedente más lejano de controversias por cuestiones relacionadas con el derecho de autor. No obstante lo anterior, en mi criterio, creo que la creación de la imprenta sembró un paradigma mucho mayor y pues bueno, creo que fallé a la hora de revisar el texto antes de publicarlo. No obstante, voy hacerle las correcciones correspondientes para evitar equívocos de este tipo.

      Gracias por comentar.

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